Yo no quería quererte

En serio, lo juro. Puede que cuando te vi la primera vez anunciara a todo el mundo que me había enamorado y que ibas a ser mío. Nunca con la pretensión de que yo fuera tuya, por supuesto.
Puede que la primera noche que supe de tu existencia quisiera mandarlo todo fuera de mi casa y que solo la llenaras tú.

Puede. Pero era tan chulo ese juego.

Hasta hace tres días pensaba que tampoco importaba tanto si me dejabas de hablar, -no importa, yo empecé primero, yo le besé, yo tengo el mando-. Tardabas un cuarto de hora en contestar. Y las rodillas me temblaban. Mi cuerpo me discutía. Pero yo seguía llevando el control.

Que no le quiero. Hay mil como él.

Pero esta noche solo me apetece estar entre sus brazos. Viaja. Hablará con muchas -me decía para mis adentros.- Los llaveros son baratos. ¿Cuántos habrá repartido?
Da igual, qué más da. Está todo en orden. Ya no siento ni padezco, desde hace dos años ya no. Nieva. Hiela.

Mecanismos de autodefensa. Mi cuerpo lo sabía; llegaba el Apocalipsis.

Me alejé.

Puse distancia, muros, construí fuertes con los ladrillos y lastres de historias anteriores.

 Me conté excusas y te conté mis miedos, por si los manojos de inseguridades no te ponían cachondo.

Y ni aún así no pude encubrir mi puta vocación de kamikaze.

Tiraste de la manta, y me tiraste a mi, en la cama, en el sofá, en la cocina, en un puto bar  de barrio haciéndolo la mejor tarde de mi vida. Me tiraste.

Otra vez a mi, valga la redundancia.

Al suelo.

A todos mis peros.

A mis autoengaños.

A los putos traumas que me dejaron otras cicatrices.

A la distancia.

A los miedos.

Al resto de cosas que no cupieran dentro de la cama con nosotros.

Se acabó la partida, porque me rendí. Como si me sorprendiera a mi misma tendida en un rincón, reconociendo que estoy jodidamente enamorada de ti. Como si no hubiera sabido desde aquel 19 de agosto que te iba a querer por encima de mis posibilidades.

Comentarios

Entradas populares