Nos hemos hecho mayores

Nos hemos hecho mayores. No precisamente por eso las cosas deben empeorar, pero en cierta parte lo han hecho. Lo que era casa, parece que nunca lo volverá a ser. Las calles, los árboles, las olas, tienen otra esencia. Traen destrucción que un día pensé que solo se podía situar en la morada del villano. ¿Quién es el villano ahora?

Ahora que el tiempo ha avanzado sin piedad y ha despedazado esta ciudad tal y como la conocía.
Ahora que la lluvia es perfecta para poder decir "me quedo en casa" y no tener que dar las auténticas explicaciones.
Ahora que me tengo que excusar por lo que me rodea y por lo que no, también.
Ahora que la vida es menos vida y que el reloj no pregunta ni advierte, solo corre sin piedad, como si quisiera huir de algo... O alguien. Un alguien que a veces creo que soy yo misma. Que no me entiendo, que no quiero ser ni estar. Un alguien que repudia todo lo que pudo ser y no fue. ¿Pero cómo hubiera sido entonces?

Ahora que ya he entendido de verdad que se nace solo para acabar de la misma manera. Que todo lo que un día me puso cara amable, tal vez solo fuera una vulgar mueca para caer en la trampa.

Ahora, ya, todo da igual.

Ya nadie elige por ti, ni vendrá nadie con un "por mí y por todos mis compañeros" cuando metas la pata en un barrizal de película. Ahora te quedas, me quedo atrapada. Y es jodidamente difícil saber salir de aquí.

Palabras que retumban en la cabeza. Días que se quedan marcados en el calendario con una mancha negra. La mina del lápiz que se rompe. Y caen los pedazos, que ya no se volverán a recomponer nunca más. Cuando lo único que hace falta es un abrazo de alguien que sea capaz de traspasarte calor para descongelarte y volver a respirar. Un "todo va a ir bien". Pero nunca va. Nunca vuelve. Nunca vuela. Y nunca se va. El dolor, el pesar, el pasar sin vivir, el vivir muriendo por la tristeza de contemplar como todo se derrumba a tu alrededor. Las murallas de este reino no quieren mantenerse en pie. Yo he intentado soportarlas. Pero sujetar su peso me está clavando en la tierra, en el lodo.

La incertidumbre de cuánto tardarán en caer los muros es aterradora e inevitable. Asoma negra en los pensamientos más inconscientes.

Nos hemos hecho mayores, y eso es lo que toca ahora. ¿O no?

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