Cualquier parecido con alguna historia de la vida real es pura coincidencia

Helena hizo, por fin, lo que debía haber hecho hacía mucho tiempo. Ni ella misma sabe de dónde sacó el valor, pero una cosa tenía clara “recibimos el amor que creemos merecer”. Ella había dado demasiado para tan poco. Porque es verdad, no se puede querer a cualquier precio. Y tenía una vida preciosa, que se estaba pudriendo, que le empezaba a pesar por el lastre que se echaba a las espaldas y no quería soltar. Como si estuviera obligada a recoger cada piedra que se encontraba en el camino, o asfaltar cada bache de la carretera.

No. Su vida era suya. Y aunque las palabras se le amontonaban en la garganta. Aunque a veces veía fantasmas en rincones clave. Aunque la vida le estuviera costando un poco más que de normal, aún así, le estaba costando menos que los meses pasados, pesados.
Y ella no podía quedarse con nada en los labios, ya fuera un beso o un insulto. Tenía clara la solución. Cogió papel y boli, y empezó a escribir la última carta al destinatario más frecuente de los pasados pesados, aunque esta no llegaría nunca:


“Gracias. Gracias por no haberme dejado quererte más, si era posible. Gracias por demostrarme que me puedo enamorar y dar todo de mi sin esperar nada a cambio. Por hacerme entender que soy buena persona. Que mi amor es totalmente desinteresado aún cuando me han roto, y posiblemente, lo hagan mil veces más. Te doy las gracias porque he podido experimentar los sentimientos más extremos, más opuestos, más dulces y más agrios y eso ahora, solo hace que sumarme experiencias, lecciones, sabidurías. Gracias también por hacerme entender todo el dolor que puedo llegar a soportar y seguir caminando hacia delante con una sonrisa, como una verdadera espartana. Como una valiente sin capa.
Gracias por hacerme ver que no eras tan bueno como yo te hice, por explicarme con tus actos que no merece la pena desvivirte por alguien que solo habla con la mentira, que su lengua nunca ha probado el valor y duro sabor de la verdad, de las palabras crudas, de los sentimientos desnudos.

Gracias otra vez por hacerme entender que si a ti te quise tanto, el correcto se volverá loco y entrará en frenesí cada vez que le mire. Porque sé hasta dónde puedo llegar. Y no es que antes no lo supiera, pero imagino que hasta que no te pones a prueba, nunca sabes dónde están tus límites. Y por eso también te quiero dar las gracias. Por hacerme ver todo lo que soy capaz de hacer. Porque terminar con una persona a la que ya no quieres es fácil, pero hay que tener dos cojones muy grandes para decirle “hasta aquí” a la persona por la que cambiabas la noche por el día y los kilómetros por besos.

Gracias por alejarte, por cansarte, por agobiarte, por lo que fuera que se te pasó por esa piedra que tienes en el tórax, y dejarme ir, volver a volar, hacer que mi cabeza y mi cuerpo vayan otra vez al compás, al unísono, bailando un vals que no terminará jamás, eso te lo aseguro.
Gracias, porque ahora sí que sí. Ahora sí que no. No quiero segundas partes, ni sonrisas de improvisto. Ya me da igual si Dios me libra o no de verte por la calle. No me cruzaría de acera. Yo no tengo nada que esconder. Yo quise con el corazón al descubierto, como pocos hacen, como nunca te lo han hecho. Como jamás sabrás ya qué es eso. Porque si engañas te engañas, si haces trampas, te trampean, y ojo por ojo diente por diente. Yo no me merezco a alguien de esa calaña. La que quiere de verdad, la que nunca le importó despertar a un vecindario entero para tocar por sorpresa la puerta de tu casa. Esa, esa se merece que la quieran hasta reventar. Hasta que le dejen K.O. de tanto desearla. Porque es lo justo. Porque tú nunca has sabido querer bien, ni querer de verdad. Y lo siento amigo, pero esa será tu condena. Pues cada uno recibe lo que da. No podrás pedir más.
Ya me da igual tu vida, ahora yo sigo con la mía. Hasta siempre.”




La Tercera Gracia 

Comentarios

  1. ENHORABUENA, PRECIOSA HISTORIA!!!!
    Seguro que esa tal Helena debía ser demasiado buena persona para darse cuenta de lo que ocurría, pero todo en esta vida, y más cuando se hace con el corazón y de forma altruista, tiene su recompensa y da a cada uno lo que se merece. Ella merecía algo mucho mejor!!

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