Y al final no sabes dónde quieres estar.

¿Recodáis aquellas noches en las que nos mandaban acostarnos pronto? Deseábamos ser mayores por encima de todo. Queríamos decidir nuestra propia hora de ir a la cama. Qué gracioso, nuestra hora de ir a la cama… Luego pasamos a querer controlar nuestra hora de vuelta a casa. Siempre queríamos más. Siempre nos quedábamos con ganas de poder volar con libertad. 

Ahora comprendo que fueron los mejores años, y cuando sea más mayor, me parecerá los mejores años serán los que ahora estoy viviendo. ¿Por qué siempre queremos algo que no podemos tener? No nos conformamos con nada y a menudo, no hacemos nada para cambiar nuestra situación. ¿Será mediocridad? ¿O tal vez impotencia? ¿Será que no tenemos ganas de remover libros y sentimientos? ¿Qué será? 

Siempre deberíamos llegar a más. Deberíamos entender que lo que antaño no nos hacía felices, hoy igual sí. O que lo que ahora tenemos, ayer nos hubiera hecho mucho más felices. 
No sé por qué nos pasan estas cosas, ni sé como lo podemos cambiar. Lo único que sé y que aconsejo, es seguir siempre a tu corazón. Él nos hará tropezar muchas veces; pero de una cosa podéis estar seguros: si le seguís, siempre estaréis donde de verdad queréis estar, aunque la cosa se tuerza. 

Decidme, ¿alguna vez que hayáis seguido a vuestro corazón os ha llevado a un sitio donde no queríais ir? A mi desde luego no. Y ojalá todo fuera tan fácil como estar donde queremos estar. Pero todo es mucho más complicado y al final… Al final no sabes dónde quieres estar. Así que a veces es mejor simplemente dejarte llevar, sin mirar nada más. Al final acabarás en tu destino.



Carla#

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